Browse Exhibits (1 total)

Muestra de revistas digitales

ezine TREP 1.pdf

Antes de emigrar a España en 2004, Jorge Alberto Aguiar fundó la revista digital Cacharro(s) en 2003, junto a Orlando Luis Pardo Lazo y a mí (1). Cacharro(s) era un homenaje explícito a Diáspora(s), cuyo último miembro, Pedro Márquez de Armas, había emigrado en 2002. Sin embargo, desde su presentación en el primer número, escrita por Jorge Alberto Aguiar, la revista se manifestó por un perfil editorial más lúdico (Cacharro(s), Expediente 1, Omeka). La innovación fundamental de Cacharro(s) consistió en su formato y distribución. La revista era un documento word (texto, imágenes y navegación interna a través de hipervínculos) y su distribución fue como archivo adjunto, vía email, a través de varias listas de correos que incluían a actores culturales de la isla y de la diáspora. A diferencia de otras iniciativas, las listas de distribución de Cacharro(s) eran inclusivas, y tenían como destinatarios tanto al Ministro de Cultura y a los funcionarios más oficialistas de las instituciones cubanas, como a los opositores, emigrados y exiliados. Al tratarse de una revista literaria y de pensamiento, las listas de distribución de Cacharro(s) comprendían a actores de diferentes campos culturales, no solo el literario. En términos de contenido, la revista tuvo como meta la difusión cultural, por lo que reprodujo materiales de diversa índole (textos literarios, artículos, ensayos, fragmentos de libros históricos, entre otros). La revista también incluyó, bajo la etiqueta interna distintiva de “Inédito”, colaboraciones de escritores cubanos residentes en Cuba y en el extranjero. Al ser un documento de Word su circulación tenía lugar también vía dispositivos externos dentro de Cuba. La revista Cacharro(s) tuvo 8 números, y dejó de existir en 2005.

En 2004 se lanza un boletín digital dedicado a la ciencia ficción, también vía correo electrónico: Disparo en Red. La estrategia de distribución de Disparo en Red era opuesta a Cacharro(s), y sus objetivos mucho más modestos. Erick Mota y Javier de la Torre eran sus coordinadores, y ambos eran también asiduos del taller literario dedicado a la ciencia ficción La Espiral. Disparo en Red circuló hasta 2008, con 50 números. Uno de sus fundadores, Erick Mota, resalta las ventajas de su modo de circulación no institucional:

Cuando en 2004 comencé el ezine Disparo en Red lo hice pensando en dos o tres nerd de las computadoras y tres escritores posiblemente amigos míos y en cuatro años llegué a tener 200 mails a los que enviaba el boletín mensualmente, dos sitios de descarga cuyos webmasters me escribían cuando no les enviaba el disparo de ese mes porque la gente les escribía pidiéndoselo. Del diálogo con las personas surgió una revista mucho más formal y bien hecha de lo que me propuse en primer momento. Si simplemente hubiera tenido un convenio con una institución y el boletín hubiera salido en papel con la ayuda de, digamos, la AHS jamás hubiera tenido el diálogo que tuve con los entusiastas del género en Cuba (Mota; comunicación personal).

El formato de Disparo en Red era simple. No contenía imágenes o hipervínculos, como Cacharro(s), sino que era un texto plano con fuente Courier New que imitaba la máquina de escribir o a la escritura en el sistema operativo MS DOS. Es de notar la para-institucionalidad de Disparo en Red: las cuentas de correo (tanto del proyecto como de sus creadores) que fueron anunciadas en el boletín pertenecían al servicio de mensajería electrónica ofrecido por el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Erick Mota y Javier de la Torre, escritores egresados de esta institución, eran por entonces los informáticos de este centro (Mota aún conserva esta plaza).

En 2005 aparece la revista digital 33 y 1 / tercio. Esta revista fue directamente inspirada por Cacharro(s) y contó con 15 números hasta su desaparición en 2010. 33 y 1 / tercio era similar a Cacharro(s) en cuanto a su formato y distribución, pero su estética difería en el tono, que introdujo una nota pop novedosa en aquel momento para la literatura cubana. La revista fue fundada por Raúl Flores, otro escritor de la Generación Años Cero que dedicaba parte de su tiempo a la promoción cultural. Flores contaba con una peña literaria (nombre para la tertulia literaria que incluye otros géneros como la música, y en el caso de la peña de Flores, el audiovisual) que comenzó en la biblioteca del municipio San Miguel del Padrón, pasando luego a la Madriguera (sede provincial de la Asociación Hermanos Saíz). La peña radicó luego en la sede nacional de la Asociación Hermanos Saíz, en el Pabellón Cuba, ubicado en la zona céntrica del Vedado. La peña de Flores, nombrada Polaroid, era un espacio para ver videos musicales extranjeros de estética tipo pop alternativa, como White Stripes o Julieta Venegas, y leer textos de escritores jóvenes. La estética pop de la ficción y la peña de Raúl Flores se replicó en el diseño gráfico de 33 y 1 / tercio. 33 y 1 / tercio publicó autores de la diáspora y replicó textos contemporáneos de otros países que se acoplaban al perfil de la publicación. A diferencia de Cacharro(s), 33 y 1 / tercio contaba con más colaboradores residentes en la isla, y entre estos, estaban más representados los autores de la Generación Años Cero. La distribución de 33 y 1 / tercio fue mucho más modesta que la de Cacharro(s), circulando sobre todo entre escritores y estudiantes universitarios en la esfera nacional, y entre algunos colaboradores extranjeros fuera de la isla.

La revista La Caja de la China fue lanzada por la artista y escritora Lien Carrazana Lau desde España en el año 2006. La revista circuló en formato PDF y vía correo electrónico hasta la fecha de 2008. El documento PDF que conformaba La Caja… tenía un diseño a la vez atractivo y funcional, y compilaba textos de diferentes fuentes. La Caja de la China era una suerte de mixtape de literatura donde los textos eran anunciados con frases personales como “Me gustaría leer más sobre este extraño poeta que conocí gracias a Ennis” y “Familia y amigos, no se tomen en serio el título de este texto, si quiero que me escriban muchos e-mails, lo que pasa es que a veces a uno le agarra la nostalgia y no nos suelta“. La Caja… incluyó textos de su creadora junto otros textos hallados por la misma, en una suerte de curaduría casi íntima: “La Caja de la china es una forma de mantenerme a flote, contra viento y marea, de se (...), de compartir algunas cosas que llegaron a mi por una u otra vía: escritores vivos, muertos, semimuertos, olvidados, y por supuesto yo (en cual categoría entraré, ¿prematura?)” (La Caja de la china, Número 1, página 21). A pesar de clasificarla como revista digital en este estudio, La Caja… no fue etiquetada como tal por su creadora, quien anuncia en la segunda página del documento: “no es una revista, no es un boletín, no es un magazine... tampoco es un saco donde cabe todo, ni un basural donde se hallen explicaciones, mucho menos paquete postal, aviso legal, correo de voz, no es un hipertexto o esquizotexto o anytexto…”. Dirigida a una lista de amigos escritores y artistas, y sin afán explícito de trascender esta frontera, La Caja… era anunciada por su autora como “la posibilidad de abrir una pequeña puerta y que sea agradable, cálido (...) como tomarnos un trago juntos sin tomarnos un trago” (p. 21). En este sentido, La Caja de la China pone de relieve, como escribió Nanne Timmer una expresión “sin ancla en la tierra, que busca más bien desde esa lógica de redes propia de internet cómo proyectar sus maneras hacia la tierra y cómo dinamizar un campo intelectual estático aferrado a la Tradición y la Nación, y dinamizar hasta la misma noción de Identidad” (Timmer, 13). Es la identidad la que ocupa el centro de un proyecto como La Caja…, cuyo carácter íntimo y sus frases y diseño poco sobrio y formal daban cuenta del estilo y la visión de una joven escritora de 26 años, que no tenía intenciones de revisar o siquiera dialogar con el canon nacional, sino de “compartir” sus lecturas y preocupaciones de ciudadana global. Es de notar que Lien Carrazana Lau también acredita a Jorge Alberto Aguiar Díaz, y por lo tanto, a sus talleres literarios, como fuerza que influye en la gestación de La Caja cuando escribe que “La Caja de la china es lo que Jorge - JAAD repite siempre sobre lo que decía Hemingway: si la inspiración existe que me sorprenda trabajando” (p. 21). Pero como he dicho antes, se trata de un gesto libertario y personal, más que de una empresa literaria de posicionamiento, tal y como afirma Carrazana Lau, una línea después de mencionar a JAAD: “Aunque se trate sobre todo de hacer saltar mi naturaleza, libremente” (p. 21). La Caja de la china tuvo cuatro números y dejó de existir en el año 2008.

Continuando la tendencia de la época a volcarse sobre los incipientes medios electrónicos, en el año 2007, fundé la revista Desliz: Archivo Digital de Arte y Literatura. En formato powerpoint, Desliz también se navegaba vía hipervínculos, y su circulación era igualmente a través del correo electrónico. Desliz usó las mismas listas de distribución de Cacharro(s). A diferencia de las revistas anteriores, la intención de Desliz era, como su nombre lo indica, combina las esferas del arte y la literatura. Desliz tenía un perfil experimental que buscaba explorar sobre todo las obras intermediales producidas por escritores, artistas visuales y artistas multidisciplinarios. Desde 2007 hasta 2009, Desliz publicó un número anual, incluyendo únicamente colaboraciones inéditas de artistas y escritores cubanos de la isla y de la diáspora, así como artistas y escritores extranjeros. El balance de cada número en cuanto a su contenido estaba dado por escritores o artistas de diferentes procedencias, colaboraciones de distintas disciplinas (cuya selección seguía el perfil intermedial de la revista), y la fecha reciente de producción las obras en relación al momento de publicación en la revista. Cada número de Desliz contó con aproximadamente 30 colaboraciones. Desliz publicó obras de literatura, poesía visual, música experimental, arquitectura, fotografía, arte de nuevos medios, entre otros.

La última revista digital que quisiera mencionar es The Revolution Evening Post (TREP), cuyo primer número apareció en 2007. TREP fue concebida por Orlando Luis Pardo Lazo, quien había participado en el equipo editorial de Cacharro(s). La nueva revista fue fundada por Pardo Lazo en compañía de los escritores Jorge Enrique Lage y Ahmel Echevarría. La revista circuló como PDF en archivo adjunto vía correo electrónico, y heredó igualmente las listas de distribución de Cacharro(s). Su diseño era mucho más condensado (varias columnas en cada página; más imágenes que acompañaban el texto al estilo de una revista de variedades) y su lectura era fija, regulada por la paginación. Posicionada estilística e ideológicamente entre Cacharro(s) y 33 y 1/ tercio, TREP se apropiaba de la estética pop y la usaba una veces como parodia, y otras para articular una celebración de tono cínico. La relevancia de TREP yace quizás en sus comentarios auto referenciales acerca de la producción de la revista misma, comentarios que han sido notados por Nanne Timmer en su ensayo “La Habana virtual: Internet y la transformación espacial de la ciudad letrada” (Timmer, 2010). Los artículos auto referenciales, que analizaban el contexto del campo literario cubano, los medios, el lector, entre otros, eran firmados por los fundadores del proyecto. La revista contó con 8 números y un número final a modo de epilogo que apareció en septiembre de 2008.

Notas

(1) Desde finales de 1999 y hasta la “primavera negra de 2003” (nombre por el cual se reconoce la ola represiva de 2003), varios intelectuales y artistas habían tenido contacto con organizaciones de la oposición. La Generación Años Cero tuvo acceso a la oposición principalmente a través de Jorge Alberto Aguiar, asesor del taller literario Salvador Redonet. De los miembros habaneros de esta promoción de escritores, la mayoría perteneció al taller Salvador Redonet. Jorge Alberto Aguiar participó en varios eventos de la oposición solo y con sus alumnos del taller, y se hizo periodista independiente del Grupo Decoro en 2002. 

, ,